Llega el otoño y nos damos cuenta de ello por la alfombra de hojas que va cubriendo las calles día a día. Andar sobre ellas y arrastrarlas con los pies, mezclando ese mar de tonos marrones y verdes es uno de los grandes placeres del otoño. Y ese mar de hojas crece los días de lluvia. Entonces se junta el placer de pisar las hojas caídas, con el de poder sentir el olor a tierra húmeda.
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